viernes, julio 07, 2006

Olive



Ella es nuestra vecina. Tiene 99 años y mentalidad victoriana. Con esto me refiero a que es conservadora, religiosa, no muy abierta a los extranjeros y a cambios de rutina y un poco “dura” de sentimientos. Olive está más lúcida que cualquiera alrededor mío. Aparte de su buen estado mental, tiene buen estado físico habiendo incluso sobrevivido a el ataque aéreo de los nazis a Bath (el Blitz), un ataque al corazón, dos cánceres, un derrame cerebral y neumonía. Como dicen “la mala hierba nunca muere”.

Pero Olive no es mala hierba. Tal vez no habrá sido un ejemplar de madre cariñosa (cocinó el conejo de su hijo después de varias amenazas porque éste no le limpiaba la jaula) pero es adorable. Además siempre tiene buen juicio y hace comentarios de doble sentido que nos hace reír mucho. A veces trato de ponerme en su lugar y simplemente creo que vivir en la época de principios del siglo XX con un estilo de vida fuertemente victoriano y sobrevivir ambas guerras mundiales, inevitablemente te hace duro.

Una vez mi suegro la vio en el jardín un poco deprimida. Él le preguntó que qué le pasaba a lo que ella contestó “a mi edad ya no puedo encontrar un hombre… y lo que me pasa es la soledad”. Esto nos ha hecho pensar una y otra vez que debe ser terrible sobrevivir a la pareja y seguir soltero por varias décadas más. Y lo otro que nos hace imaginar -y a la vez el sólo hecho de pensarlo nos horroriza- que el cuerpo necesita sexo… ¿pero hasta cuándo? ¿Cuando uno queda viudo(a)? ¿Hasta los 60? ¿70? ¿80? ¿90? ¿O incluso más?

Su rutina es muy importante. Se levanta a las 7. Toma su desayuno que consiste en tostadas y té con leche en el sillón del living. Ése es su lugar favorito ya que está al lado de la ventana que da a la calle. A ella le gusta mirar a la calle (y por eso siempre se queja cuando algún vecino quiere plantar un árbol o arbusto de grandes medidas que obstaculizan su visión) y saludar a la gente que sale a trabajar en las mañanas con un vaivén de su mano. También conoce a todos los oficinistas que trabajan en el edificio al frente de su casa y se sabe todas las copuchas “que tal ha subido 10 kilos” “que la otra está embarazada de un joven 15 años menor” y así te mantiene informado de lo que sucede en la cuadra.

A las 12.30 almuerza pero al estilo inglés, o sea, algo muy ligero. Dave, el vecino de al otro lado nuestro, le cocina a Olive comida y se la pone en un taper ware, comida que a ella no le gusta mucho. Hay otra señora del barrio que le prepara comida típica inglesa y que Olive paga semanalmente. Luego se vuelve a sentar a su sillón a mirar por la ventana. A lo mejor sale a regar las plantas o dejar correspondencia o de compras a los negocios del barrio. A las 4 de la tarde toma su té con tostadas o galletas y a las 7 dan su serie favorita que ha seguido por alrededor de 20 años. Si uno llama a esa hora ella simplemente no contesta.

Luego come su cena y cerca de las 10 se va a acostar. Su dormitorio queda en el segundo piso. Los domingos a las 6.30 de la tarde la viene a recoger un par de amigos en un auto rojo (tienen alrededor de 60 o 70 años) y se la llevan a la iglesia del sector al servicio de las siete de la tarde. Es una iglesia anglicana como la mayoría de este país. Al servicio de las 7 de la tarde van sólo 7 personas, todos mayores de 60. Son los veteranos. Ellos prefieren ir a esa hora porque el servicio de la mañana lo da un pastor joven que le gusta aplaudir en las canciones y que cuando reza abre los brazos con las palmas hacia arriba. Olive dice que ése no es el modo de rezar. En cambio en el servicio de las 7 de la tarde el pastor es mayor y gusta de seguir la misa tradicional. Aparte que él deja que Olive lea los pasajes de la Biblia en voz alta. Sin embargo un día, decidieron cancelar la misa de la tarde y concentrar a todos los parroquianos en la mañana. Para Olive eso fue un quiebre de rutina muy serio y estuvo muy deprimida por varias semanas. Pero les volvió el juicio a los pastores y ahora siguen con el servicio de las 7 para los 7 abuelitos.

Olive está enamorada de Mark (mi marido). Ella me quiere mucho. Ella nos regaló un florero para nuestro matrimonio. Siempre le hace bromas a Mark y él jura que si no fuera porque él no está interesado, ellos habrían ya tenido un romance. Mal que mal, Olive siempre le dice cosas de doble sentido. Su humor es muy especial. Ella siempre se preocupa de nosotros y es muy buena vecina.

Cada vez que vamos de vacaciones tenemos el temor de volver y que haya fallecido. 99 años para todos es harto, pero en Olive no se notan. Uno creería que tiene 70. Siempre está pendiente de nuestros movimientos y sabe que si salimos al jardín es una chance para ella para conversar.

A veces ella dice que no quiere vivir más y que sólo quiere que la muerte llegue. Ya tiene todos los papeles y trámites arreglados para su funeral. Hasta el ataúd comprado. Lo que es yo, no quiero que muera nunca. Tal vez el hecho de pensar que tiene 99 no ayuda a dejar de pensar en eso. Ella dice no tenerle miedo a la muerte. Pero cuando cumpla los 100 (en abril del 1007) recibirá la carta de la Reina con las felicidades correspondientes, así como su padre la recibió (murió a los 100 años, pero el día antes de su cumpleaños número 101). Mientras sea posible, aprovecharé de la compañía de mi buena vecina Olive.


3 Comments:

Blogger Luz de luna said...

No escribes desde mayo. Una mujer interesante tu vecina. Talvez no lleguemos a los 99 pero si hemos de llegar que sea más o menos así. Estoy de acuerdo que te puede dar material para algunos relatos o hasta para una novela o por qué no cuatro como el de Alejandría.

4:51 a.m.  
Blogger Bruburundu Gurusmundu said...

Tanto o más que Olive me gustó tu forma de relatar. Sólo eché de menos alguna de sus bromas de doble sentido, que deben ser muy inglesas, al estilo de la recordada Mildred (cambiar 1007 por 2007). Y lo de que está enamorada de tu esposo no lo tomes como broma. A esa edad sospecho que los viejos pueden darse el lujo de decir las cosas que piensan.
¿Sexo? Creo que el deseo no se acaba nunca, pero va mermando, al igual que el sueño, el apetito y todo lo relativo a la carne. Es lo natural.
Atte.
El profesor B. B.

1:40 a.m.  
Blogger Mauro said...

una ídola,
llegué acá por Loredana, mi pareja.

5:26 a.m.  

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